A once días del descarrilamiento de un tren en Ohio y el incendio que siguió al accidente, las autoridades del estado se mantienen alertas ante la contaminación ambiental.
El tren operado por la compañía Norfolk contenía materiales tóxicos para la salud humana, por lo que desde iniciado el incendio y hasta la fecha, se han realizado varias pruebas para comprobar los niveles de riesgo en la localidad donde ocurrió el accidente.
Te contamos lo que se sabe hasta ahora sobre el tema en este artículo.
¿Qué pasó con el tren en Ohio?
El 3 de febrero un tren se descarriló en la localidad de East Palestine, con cerca de un tercio de los 150 vagones saliendo de las vías y provocando un accidente que no resultó fatal.
Sin embargo, el pueblo de 4700 residentes entró en alarma poco después cuando el tren, que transportaba productos químicos hacia Conway, se incendió.
Poco después el fuego alcanzó dimensiones considerables, requiriendo la evacuación de personas en las cercanías del accidente y preocupaciones sobre posibles explosiones e intoxicaciones debido al cloruro de vinilo con que se suponía iban cargados varios vagones.
Las autoridades del estado y la Junta de Seguridad Nacional del Transporte continuaban luchando contra el fuego un día después de iniciado.
A partir del 6 de febrero las clases fueron suspendidas en la localidad y las órdenes de evacuación pasaron de entre 1500 o 2000 residentes a todas las personas en un área de hasta dos millas rodeando el poblado y zonas de Pensilvania y el propio Ohio.
Dos días después el gobernador de Ohio, Mike DeWine permitió que los residentes regresaran a sus hogares y Norfolk Southern ofreció pagar por estancias en hoteles a quienes no quisieran regresar por el momento.
Además, la compañía indicó que había donado unos 25.000 dólares a la Cruz Roja estadounidense para apoyar con las tareas de posibles rescates y refugio de personal.
Preocupaciones sanitarias y medioambientales
Temiendo posibles explosiones y humo tóxico, el 6 de febrero las autoridades a cargo de sofocar el incendio realizaron una liberación controlada de los químicos presentes en cinco de los vagones del tren y dispusieron de ellos en una zona alejada del poblado.
De igual manera, la compañía distribuidora de agua en la región, American Waters West Virginia, comenzó a realizar pruebas de calidad de agua en la toma del Río Ohio.
Una semana después del accidente, el 10 de febrero, representantes de Norfolk Southern y la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) informaron que unos 20 vagones del tren iban cargados con materiales peligrosos para la salud.
Entre ellos se encontraba no solo el tóxico e inflamable cloruro de vinilo, sino demás, acrilato de butilo, acrilato de etilhexilo y éter monobutílico de etilenglicol, todas de alto riesgo para la salud y que podían haberse liberado al aire en el incendio.
Ante el peligro, la EPA inició estudios de contaminación en el aire e indicó luego de dos días que no había encontrado niveles preocupantes de tóxicos en la zona.
Sin embargo, a los 290 hogares examinados se añadieron otros 181 para verificar que no existiera peligro.
Por su parte, aunque la planta de East Palestine no reportó efectos adversos, American Waters aseguró que reforzaría el proceso de tratamiento del agua, instaló otra toma en el Río Guyandotte y recomendó a los residentes beber agua embotellada por algunas semanas.
Según la EPA, Norfolk debería ser responsable de los costos de limpieza del área comprometida tras culminado el periodo de aseguramiento de la seguridad ambiental y sanitaria.
Por su parte, y aunque las agencias no reportan niveles de contaminación elevados, algunos residentes han expresado en redes sociales sufrir de mareos o dolor de cabeza.
Reportes de prensa y publicaciones en redes también han mostrado peces y pequeños animales presumiblemente muertos a causa de los tóxicos liberados.
Autoridades como el Departamento de Recursos Naturales han contabilizado cerca de 3500 peces muertos por el derrame químico a las aguas a 7 millas y media de distancia, pero han asegurado que para los residentes no hay peligro.
Norfolk Southern enfrenta además una posible demanda que le obligaría a monitorear la salud de los residentes de Ohio y Pensilvania, así como al pago de los cuidados médicos que fueran necesarios en 30 millas a la redonda.
Graduada en Periodismo, especializada en temas de actualidad de Estados Unidos