Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, Miami experimentó una pérdida considerable de población entre 2020 y 2022.
Un reciente estudio realizado por la Institución Brookings en Miami – Dade indicó que la ciudad disminuyó su población en 79.535 personas por concepto de migración hacia otros sitios en la Florida y hacia otros estados.
Es considerada la más grande pérdida de población en 50 años.
Las razones que mueven estos desplazamientos desde la Ciudad Mágica se centran fundamentalmente en el mercado laboral que aún no se recupera tras la pandemia y en los altos costos inmobiliarios.
Muchos residentes de la urbe optan por abandonar su ciudad debido a los costos de vivienda, escasos trabajos y otras áreas cotidianas como el transporte y la deficiente planificación urbana.
En el mes de junio, por ejemplo, casas y apartamentos alcanzaron premios récord en el mercado. Una casa incrementó su valor en un 53 % y un apartamento en un 27 %.
En ese momento, una casa estaba valorada en 662.500 dólares, mientras que un apartamento en 418.000.
Esos precios, el de los alimentos y otros servicios se ubicaron por encima de lo que podían pagar muchos residentes en la urbe.
Este comportamiento del flujo migratorio en la ciudad no se repetía desde 2008 durante la recesión, pero la pandemia de por medio también constituye otra clave para entender lo que sucede en estos momentos.
El escenario fue dominado por el cierre de locales y servicios y el trabajo a distancia de profesionales en otros estados más solventes y de otras personas acaudaladas de todas partes del mundo.
Los habitantes de la ciudad han dicho que la ciudad no prospera, que es notable la presencia de grúas en las avenidas más importantes y que las vacantes muestran una tasa muy baja.
En el condado de Miami-Dade, por solo citar uno, la tasa de desempleo está muy por debajo del promedio del país y allí se crean nuevos negocios a ritmo acelerado por esta situación, como el de las criptomonedas, un mercado caído.
Los analistas opinan que Miami podría correr la misma suerte que San Francisco y Nueva York, donde los altos pagos a empleos llamados de cuello blanco, condujeron a la subida del costo de muchos renglones que afectaron a la clase trabajadora y a la clase media.
Muchos abandonaron esos sitios en busca de espacios donde la vida no fuese tan cara.
Antes de la pandemia, el panorama no distaba demasiado pues Miami no resultaba una ciudad muy asequible para muchos.
El área urbana registró en junio una inflación anual del 6.9 %, más del doble del comportamiento a nivel nacional.
En general el estado creció un 3 % en población, pero este crecimiento no es en la propia ciudad sino en los condados al oeste del sur de Florida.
Miami-Dade reveló el año pasado su crisis de vivienda y en ese sentido impulsó iniciativas y programas.
Para paliar la situación, el gobernador del estado Ron DeSantis hace poco firmó una ley que podría motivar a los desarrolladores a construir más hogares, que impulsaría la apertura del mercado laboral y abordaría la citada crisis.
Lo que sucede en los últimos diez años contrasta con lo que sucedió entre 1970 y 2010 cuando el condado de Miami – Dade vio su población duplicada.
Quizás el flujo migratorio exacerbado desde el exterior del país no dejó ver que muchos se marchaban, pero ahora, con las regulaciones de las políticas migratorias y el abandono de muchos, Miami sufre una crisis demográfica.
Experto en redacción y análisis de noticias de última hora, Juan Carlos Herrera ofrece una mirada aguda y equilibrada sobre los acontecimientos mundiales. Con un Master en Periodismo y más de diez años de experiencia en los medios más prestigiosos del país, su habilidad para desglosar los asuntos más complicados en una lectura accesible es insuperable.