Tras el paso de intensas lluvias durante el invierno, se pronostica una difícil situación en los próximos meses para una región de los Estados Unidos.
Luego de las intensas precipitaciones ocurridas en California, el agua alcanza ahora no solo los campos de cultivos, sino también casas, edificios y carreteras. Pero además, se prevé otro fenómeno añadido en breve tiempo.
Las lluvias en el Valle Central de California alimentaron un lago que estaba desaparecido desde hace varias décadas. El Tulare resurgió con las inundaciones, un lago que una vez se consideró el mayor en el oeste de Mississippi.
“Todos los cultivos están completamente inundados y arruinados… cuando la nieve se derrite, no hay otro lugar a donde ir además de aquí”, expresó una habitante local a la prensa.
Como si el panorama no fuese lo suficientemente desalentador, se añaden otras previsiones relacionadas precisamente con el deshielo y la próxima temporada de verano.
La capa de nieve acumulada en la Sierra Nevada comenzará a derretirse con la subida de las temperaturas y podría ser otra amenaza para los habitantes locales.
Pero el fenómeno ha sido progresivo. La topografía ha cambiado, expresan científicos, por el manejo del propio hombre que cultiva la tierra.
A partir del abuso de las aguas del Tulare y su posterior seca, la escasez de agua siempre constituyó una preocupación en el área. Luego, el exceso de bombeo hizo que el suelo comenzara a hundirse.
En algunos sitios se encuentra hasta 15 pies por debajo de donde estaba hace una década, mucho más bajo desde la última inundación en 1983, cuando el suelo tardó dos años en secarse.
Con estos precedentes y la llegada del verano, el deshielo resulta una amenaza para la vida local.
A medida que se derrita la capa de nieve que se acumula en Sierra Nevada, el Valle de San Joaquín y la cuenca del lago Tulare, podrían sufrir grandes inundaciones.
El pronóstico de deshielo se sitúa entre abril a julio y ya desde instituciones especializadas se prevén volúmenes de agua que sobrepasan considerablemente el promedio.
Lo que constituye una preocupación para la vida tanto económica como social en el área, ya exige algunas medidas a futuro.
Los administradores de agua, funcionarios de respuestas a emergencia, administradores de sistemas de agua y los distritos de control de inundaciones trabajan para paliar la situación.
Planifican cuánta agua moverán por los sistemas de suministro y almacenamiento del estado y el riesgo por inundación, acciones que podrían verse comprometidas por los volúmenes de agua que existirán presumiblemente.
La capa de nieve en el estado es del 233% promedio ahora mismo. Un 209 por ciento para el Norte, 243 para la central y 320 al sur, esta última, récord en la región.
Otros científicos esperan que las temperaturas no sean tan drásticas y que se tomen en consideración además fenómenos como la evaporación y la desviación aguas arriba.
Habrá que prevenir por parte de las autoridades implicadas con medidas que protejan la tierra y los habitantes locales y esperar que la madre naturaleza sea benévola con los californianos.
Graduada en Periodismo, especializada en temas de actualidad de Estados Unidos